El Ministerio de Educación y Cultura,
a través de la Subsecretaría de Cultura
de la Provincia y el Museo Provincial
de Bellas Artes “Dr. Juan R. Vidal” inauguró el 4 de febrero ,
la muestra
“VER LO PEQUEÑO”, con el auspicio
de la Oficina Cultural de la Embajada
de España en la Argentina y AECID, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
“Ver lo pequeño” propone un recorrido de ánimo ficcional,
que se hace relato a partir del cruce de las obras de Gustavo Cabrera, Aili Chen, Lola Golstein, Sandro Pereira y Hernán Soriano. Los cinco artistas argentinos despliegan un catálogo de criaturas, formas, situaciones y paisajes surgidos de un universo creativo magnánimo
en el que cualquier espectador, no importa cuán pródiga sea su imaginación, puede ser capaz de entrar y desvelarse.
Desde su concepción esta muestra ha sido pensada como una exposición de carácter itinerante. Recoge obras en escala reducida
que posibilitan juegos de la percepción. Por otro lado, esta propuesta es una fuente para pensar el contexto de desplazamiento del trabajo artístico.
Circulan nociones relativas al vacío/ausencia/silencio/fragilidad.
Cada una de las obras lleva inscripta la amenaza del
desmoronamiento. Podemos pensar que en este grupo de obras la potencia radica en parte en materializar una idea de tiempo suspendido, una infancia evocada, vuelta fetiche visual, porque sabemos que los juguetes se tocan, usan, desgastan, pero entre nosotros y estos objetos se abre una distancia insalvable, como si quisiéramos capturar algo que ya sabemos perdido.
Podemos recorrer el paisaje de madera endeble de Aili Chen que se encuentra atraído por la corrupción del aire, sujeto a la descomposición del tiempo; visitar las situaciones diarias
de un conejo ausente imaginado por Lola Golstein, donde su cama, zapatos, comida, parecen reproducir secretamente un cuento que quizá olvidamos. Quedar atrapados entre la deriva
y el misterio por la secuencia onírica de Gustavo Cabrera. Hernán Soriano es el único
que hace explícita la convivencia de personas durmientes con elementos que posiblemente forman parte de ese horizonte nocturno
y Sandro Pereira transmuta un presente con sus macizos autorretratos, que transitan situaciones tan extravagantes como solitarias.