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2016-Museo Vidal Corrientes - © Todos los Derechos Reservados. |
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FELIX TORANZOS.DE CONSTRUCCIÓN. |
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DE-CONSTRUCCION
de FELIX TORANZOS
Artista plástico del Paraguay.
Del 23 de septiembre al 24 de octubre.
Sala "José Negro"
El Ministerio de Educación y Cultura, a través de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia, inauguró la exposición “De-construcción” del artista paraguayo Félix Toranzos en la Sala José Negro del Museo Provincial de Bellas Artes “Dr. Juan Ramón Vidal”. La apertura al público de esta muestra se concretó el miércoles 23 de septiembre y permanecerá abierta al público hasta el 24 de octubre para que pueda ser visitada por el público con entrada libre y gratuita.
Dos referentes culturales de la hermana República se asocian a esta exposición, la curaduría es del Maestro Carlos Colombino, Director del Museo del Barro y la presentación que estuvo a cargo del Ministro de Cultura del Paraguay, el Sr. Ticio Escobar quien dice:
“Esta muestra propone que las obras que la componen sean miradas entre bambalinas y bastidores. O, por lo menos, que sean consideradas desde el rodeo de su materialidad. En este contexto, ellas se vinculan no a partir de temas o técnicas, sino desde una postura común asumida ante la siguiente cuestión: de qué manera las condiciones de construcción física intervienen en el montaje de la imagen. Creo que esta cuestión, fundamental en el arte contemporáneo, tiene una presencia fuerte a lo largo de toda la obra de Toranzos: la arquitectura del objeto, la lógica de construcción y su factura parte de su propuesta en forma creciente.
La curaduría de esta muestra quiere subrayar esta dirección presentando aquellos trabajos que asumen la fuerza del soporte material y hacen de ellas un principio explícito de su puesta en forma. Por eso, las obras presentadas en esta muestra no se basan en la acción de la pintura, sino en el conflicto que ella tiene con ciertas condiciones que signan su producción. La tensión entre el color y la superficie que lo recibe se resuelve mediante diversas instancias de mediación y negociación; pero a veces queda irresuelta, animando uno y otro polo del conflicto, desencadenando energías que cruzan el campo visual y sugieren significados oscilantes. Este litigio irresuelto deja pendiente la obra: la deja pendulando entre su adentro y su exterior, entre su realidad física y su estatuto de imagen. Por un lado, la obra es fiel al viejo oficio de la ficción: abre una escena para la apariencia; el lugar de la imagen. Por otro delata sus propios dispositivos ficcionales, revela los secretos del maderaje y el armazón, la trama oculta que sostiene aquella imagen. Ese doble juego reenvía a un tercer espacio, que no es ni el de la pintura ni el de su andamiaje. Este lugar ambiguo, apenas vislumbrable, es el que interesa en esta exposición.
Acosada por la presencia de su propio esqueleto, la pintura esta obligada a disputar cada palmo de la escena. Ella ya no es la responsable privilegiada de la significación; ya no construye sola el espacio ni delimita las formas (en complicidad con el dibujo, que es su aliado casi siempre); ahora debe acompañar, desmentir o recalcar los argumentos y las razones que presenta la materialidad del cuadro: la tela en cuanto lienzo real, provisto de apariencia propia y de historia; el andamiaje y su maderamen, que se cuelan en el círculo de la representación y usurpan los derechos de la imagen; los recursos del bastidor, que deberían permanecer ocultos para sustentar el artificio teatral, pero que se muestran y exigen un papel en el guión. Estos dispositivos, en el principio invisible, devienen ahora forjadores de forma, rivales de la pintura en los dominios de la ilusión.
Por eso, estas obras, la pintura no construye forma: solo mancha, tiñe, chorrea, ensucia o recubre, deja vestigios de sí sobre los relieves y las prominencias de sus apoyos o en los bordes de las hendiduras que desgarran el lienzo. Resalta u oscurece la topografía del cuadro, pero no la define. Es en verdad, más tinte que pintura: empapa la tela y la madera infiltrándose en sus interiores y fundando en ellos espacios infinitesimales: los lugares límite del pliegue y la ranura, los intervalos mínimos de la grieta, el punto, el cruce. Desde allí resiste el color: desde dentro. Desde allí envía vibraciones y empuja energías que perturban el terreno empinado del lienzo y los maderos. Pero también es más empaste que pintura: conforma a veces una capa blanca y caliza que deviene nueva superficie de inscripción, nuevo puntal de imagen.
A su vez, los bastidores trastornan el devenir de la pintura: interfieren su discurso plano y exacto, que expuesto a la contingencia de la realidad, deviene él mismo objeto de tiempo real enfrentada a la verdad de la cosa perecible (del maderamen viejo y carcomido, del lienzo mustio y desgarrado), la pintura debe apelar a las razones de su materioalidad para competir con la presencia tangible de su soporte. Así, la sustancia pictórica se muestra como el elemento que chorrea y tiñe (y penetra, como queda dicho en los intersticios de la materia), que se espesa, que se desliza sobre la superficie áspera o mansa de su sostén. Empastada, la propia pintura deviene soporte de signos y escrituras que rayan el plano y fundan un espesor infinitesimal. Pero existente. Volvamos a aquella franja de mínima extensión – el borde exiguo del pliegue, de la grieta – abierta por la pintura a contra pelo de su vocación superficial. Esa franja, así como el espacio – ambiguo, escultórico, plástico – que levantan los soportes, ocurre ya que en aquel tercer lugar: allí donde se manifiesta aquello que quiere entrever esta muestra. Es un espacio intermedio, un in between: el sitio provisorio donde se cruzan los argumentos de la pintura y las razones del bastidor. Un linde.
Allí ocurre, brevemente, un acontecimiento que esta dentro y fuera del cuadro, que transpone el dintel de la escena y lo vincula con el espacio real. Por un momento, la obra es un objeto; por otro, un plano, una pantalla de representaciones o el muro real donde se proyecta la imagen. Ahora es el mero sustentáculo de una obra ausente, o el puro lienzo desgarrado y desnudo, dispuesto a registrar una figura que no acudió. Ahora, un paño manchado por la humedad, una escenografía estropeada, el maderamen de ventana, o sus restos. O todo eso, o nada. Para un instante. El tercer espacio – un límite trazado en la intemperie, un deslugar – es justamente aquel que no permite que las cosas descansen en la quietud de sus nombres: marca el punto (sin marca) donde ni la pintura es sólo pintura, ni es puro bastidor el bastidor, el marco, de la ventana, del cuadro, traza un contorno de moldura de este lado, están la pintura y sus andamiajes; del otro, espera – amenazante, inalcanzable – lo real. El umbral no puede ser cruzado: la única salida que tiene el arte es suscitar una mirada intensa y breve; una mirada capaz de divisar, en ese punto esquivo, la aparición de una sombra o un brillo ocurridos a caballo entre la realidad y la ficción. Esta mirada desmiente cualquier percepción única del objeto, que aparece estironeado por el adentro y el afuera del cuadro, fluctuando en las fronteras del espacio de la representación. Allí, fugazmente, vuelve la pintura a recuperar sus fueros. Pero no puede ocultar ya la verdad de su propia armazón, la moldura obstinada del lugar del deseo.”
Ticio Escobar
Asunción, 2006.
FELIX TORANZOS
Nació en Asunción, Paraguay, en el año 1962. Artista Plástico, Arquitecto, Diseñador Gráfico. Realizó estudios de Artes Plásticas en la Escuela de Bellas Artes y en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Asunción respectivamente.
Dictó clases de dibujo y pintura en los Talleres del Centro de Artes Visuales, junto a otros artistas paraguayos y extranjeros. Su obra forma parte del acervo del Museo Paraguayo de Arte Contemporáneo del Centro de Artes Visuales. Integra además la Colección del Museo de Arte de las Américas de la Organización de los Estados Americanos, Washington.
Desde 1979, se exponen sus trabajos en numerosas exposiciones colectivas e individuales organizadas por diversas galerías y centros de arte de Asunción y del extranjero. Se le otorga el Premio Pedro Agüero en su edición 1998, por su trayectoria artística. Primer Premio del Concurso Expressión Fuschia Año 2003. Se dedica a la enseñanza del dibujo.
Archivo de prensa
http://www.mega24.com.ar/enlace.php?idn=58200
http://www.diarioepoca.com/notix/noticia.php?i=197752&edicion=2009-09-22
http://www.todocorrientes.com/sys/noticia.php?i=26715
http://www.el-litoral.com.ar/leer_noticia.asp?IdNoticia=118970
http://www.corrientesinfo.gov.ar/dev/nota.php?id=8571
http://www.momarandu.com/amanoticias.php?a=3&b=0&c=96570
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