“Naturaleza muerta”
Acuarela
70,50 x 74 cm.
Colección Museo Vidal
Concluyendo el ciclo del presente año de La Obra del Mes, el Museo Vidal expone la acuarela de Adán Pedemonte, la cual integra la muestra “Bodegones. Patrimonio del Museo”, en la Sala “Justa Díaz de Vivar”.
La misma ingresa al fondo patrimonial de la institución mediante donación.
Adán Luís Pedemonte nació en Buenos Aires el 2 de septiembre de 1896 y murió en la misma ciudad el 9 de abril de 1976.
Ha pintado figuras, paisajes, animales, bodegones, naturalezas muertas, y los pintó al óleo, a la aguada y al temple
Estudió con los pintores Fernando Fader y Cesáreo B. de Quirós en la Academia Nacional de Bellas Artes, egresando en 1917.
con el título de Profesor de Dibujo. Viajó por Europa con el designio de visitar sus principales museos y participó asiduamente en los salones nacionales entre 1918 y 1953. Concurrió, además, a otros salones oficiales de Argentina.y a la Bienal de Venecia en 1922 .Obtuvo el Primer Premio en el Salón Nacional de 1928. Exposición Internacional de Viña del Mar (Chile) en 1939.
Modesta y calladamente se conquistó a sí mismo en una labor sobrellevada con serena continencia. No se propuso revelar grandes cosas, pero dijo lo suyo y lo dijo buceando en la sustancia viva de su nundivivencia. Los desmayos –pues existen- no se debieron a desvios de orientación por intentar nuevas rutas. En ningún momento se propuso transformar el objeto real, ya sea simplificando planos y líneas, ya estilizando estructuras. Procede solicitado por las condiciones de lo extrínseco. De ahí la importancia descriptiva de cuánto observa y capta su campo visual.
Entre una naturaleza muerta y un bodegón y entre un paisaje urbano y un motivo de áspera vegetación, su modo perceptivo distingue e individualiza. La paleta no reduce los registros a tonos sordos –colores sin luz-, ni se constriñe para ser grato a un grupo, se enciende en vivos tonos cálidos cuando pinta flores, envolviéndolas en una atmósfera de un interior; se atempera en una gama gris si le atrae una naturaleza muerta observada en otro ambiente; se diversifica en toda una serie de paisajes, ya busque una armonía de verdes en el Rosedal, ya acuda a una arboleda frondosa, ya busque en el paisaje árido de tierra adentro de una expresión, un carácter. Con el tema –zonas y horas diversas- muda el sentido virtual del cuadro. Va a la expresión por la forma. Le agrada construir. Y también le agrada ver en el color valores y le place ajustarlos a una escala de mutua dependencia. Merced a ello, algunos de sus paisajes se elevan a categorías de intuiciones logradas. Frescos, de líneas amplias, vistos en totalidad, pintados con evidente dominio técnico, sus cuadros mejores nos ponen frente a una inteligencia ávida y a un espíritu ágil.
Se halla representado en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el Museo Municipal y Provincial de La Plata, Córdoba, Rosario, Santa Fé, Mar del Plata, Corrientes, Santiago del Estero, en la Embajada de Francia, en el Ministerio de Agricultura de Buenos Aires, en los palacios Presidenciales de Chile y Paraguay, etc.
Esta acuarela puede ubicarse dentro de la tendencia naturalista y descriptiva, que estuvo ampliamente representada en nuestro país durante las primeras décadas de este siglo.
También se puede advertir la preocupación por la construcción de las formas, derivada del influjo de la escuela cézanneana, que se hace evidente en esta obra.
Aquí se ve de manera clara el interés de Pedemonte por el problema de la "construcción". Las formas de los objetos están determinadas por un fuerte sentido geométrico que las ubica en un espacio donde los pliegues cuidados del mantel enfatizan aún más su aspecto.